Fue en los años ochenta cuando Eunice e Ignacio, los abuelos maternos de José Manuel Pascua, abrieron las puerta de Bambú. El olor a brasas y las buenas tapas eran el reclamo para atraer a salmantinos, estudiantes y turistas alrededor de su siempre concurrida barra. Más tarde, su madre Jacoba tomó el relevo para instaurar una cocina tradicional con producto de calidad.